Contra los que escupen a los sacerdotes
Contra los que escupen a los sacerdotes
Hay millones de niños explotados y abusados sexualmente en todo el mundo, por sus padres, padrastros, familiares, maestros, amigos, enfermos mentales, pedofilos.
Las cifras son tan brutales que son difíciles de asimilar. El año pasado un total de 150 millones de niñas y 73 millones de niños en todo el mundo sufrieron abusos sexuales.
Ante estos datos de UNICEF, la agencia de la ONU responsable de proteger los derechos de la infancia ha hecho un nuevo llamamiento a que la prostitución infantil sea castigada y perseguida más allá de las fronteras nacionales.
Solo es noticia cuando los niños son abusados sexualmente por un sacerdote.
“Cada día, a través de los periódicos, la televisión, la radio, el mal es narrado, repetido, amplificado, acostumbrándonos a las cosas más horribles, haciéndonos insensibles y, en cierto sentido, intoxicándonos, pues lo negativo no se digiere plenamente y día tras día
se acumula”.
Por unos pocos Sacerdotes que han hecho mal, juzgan a TODOS los mas de 450,000 que hay en el mundo.
Esos malos sacerdotes deben pagar por sus crimenes cometidos y seran juzgados por Dios.
El bien no es noticia.
El bien nadie lo comenta:
Hay miles de Sacerdotes que dan ayuda a orfanatorios, clinicas y hospitales que han ayudado a millones de niños, jovenes y adultos.
La Iglesia Católica administra y sirve el 26 por ciento de los centros hospitalarios y de ayuda sanitaria que existen en todo el mundo. Según señala la nota de prensa, la Iglesia tiene «117 mil centros de salud, incluyendo hospitales, clínicas y casas de alojamiento para huérfanos»;
así como «18 mil dispensarios y 512 centros» para la atención de personas con lepra.
¿Quien ha oido de Sacerdotes buenos en las noticias?
Un cura habla de los pedófilos y de la prensa que vive del “excremento del poder”
“Cada día hago frente a situaciones terribles e indescriptibles. A menudo ni siquiera puedo leer los informes de los trabajadores sociales, tan terribles son los actos de violencia sexual sufrida por mis niños”.
Es un sacerdote italiano que desarrolla su labor en Paraguay. Desde allí, contempla con horror lo que está sucediendo estos días y no duda en alzar su voz, firme y sin complejos, frente a la voracidad mediática que los que “viven de comer el excremento de poder”.
Se llama Aldo Trento y su denuncia de cierto periodismo ha sido publicada en Il Foglio bajo un título que no deja lugar a dudas: Contra los que escupen a los sacerdotes.
“La pedofilia parece interesarle más a algunos periodistas y a sus fantasías y alucinaciones que al público: porque me he encontrado a miles de personas, sobre todo jóvenes, y ninguno me ha hecho una pregunta sobre este asunto. Lo que significa que si bien existe este flagelo en el mundo
y ha afectado también a la Iglesia, recibiendo la dura, clara y fuerte condena del Santo Padre, aún estamos lejos de aquel fenómeno de masas, como si todos los sacerdotes fuesen pedófilos, como quieren hacernos creer.
Hace 40 años que soy sacerdote, he estado en diversas partes del mundo, he vivido en orfanatos, escuelas, internados para niños, y nunca he visto a un colega culpable de este delito. No solo eso, sino que he vivido con sacerdotes y religiosos que han dado la vida para que estos pequeños también la tengan. Actualmente vivo en Paraguay. Mi misión abarca todo lo humano en su
pobreza, esa humanidad arrojada a la basura desde el sensacionalismo de los medios de comunicación. Durante 20 años he compartido mi vida con prostitutas, homosexuales, travestis, enfermos de SIDA, en las calles, en basureros, en las favelas. Me los he llevado a casa, donde la divina Providencia ha puesto en marcha un hospital. Y en esta ‘antesala del Paraíso’, como lo
llaman ellos, los acompaño al Paraíso. Han vivido como perros y mueren como príncipes.
Cerca de la clínica, también la Providencia ha creado dos ‘casas de Belén’, para conmemorar el lugar de nacimiento de Jesús, que acogen a 32 niñas, muchas de ellas violadas por el padrastro o el compañero ocasional de la madre.
Cada día hago frente a situaciones terribles e indescriptibles. A menudo ni siquiera puedo leer los
informes de los trabajadores sociales, tan terribles son los actos de violencia sexual sufrida por mis niños. Sin embargo, después de unos meses con nosotros, respiran un aire diferente, ese aire que sólo produce el hecho cristiano y nuestro amor, el de los sacerdotes, contra los que los monstruos del periodismo despotrican. Pablo Neruda tenía razón cuando definió a algunos periodistas ‘que viven de comer el excremento de poder’.
Mi corazón de cura, mientras da la vida por estos inocentes, no puede dejar de darla también, como Jesús, incluso por aquellos de quienes El dijo: ‘Al que escandalice a uno de estos pequeños, más le vale que le cuelguen al cuello una de esas piedras de molino y le hundan en el mar’.
¿No se preguntan qué sería de este mundo sin este puerto de esperanza segura para todo hombre, incluidos ustedes que en estos días como cuervos feroces se divierten sádicamente escupiendo sobre su Casto Rostro? Vengan al tercer mundo para entender qué quiere decir que miles de sacerdotes y hermanas mueran dando su vida por los niños.
Un día, cuando la vida les pida que le des razón de lo que han hecho, esta Iglesia, esta madre sobre la que han aprendido a escupir, los acogerá, los abrazara, los perdonará. Esta madre, que desde hace 2000 años es escupida, ofendida y acusada, desde hace 2000 años les dice a todos los que lo piden: ‘Yo te absuelvo de tus pecados, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo’.
Esta madre, que juzga y condena el pecado e increpa al pecador culpable de algunos horrendos delitos, como la pedofilia, no cierra ni cerrará jamás las puertas de su misericordia a nadie.
No perdamos el tiempo ante los delirios de algunos periodistas que usan ciertos execrables casos de pedofilia para atacar el Acontecimiento cristiano, para poner en discusión la perla del celibato, y miremos a los miles de personas, jóvenes en particular, que buscan, creen y preguntan a la Iglesia el por qué, el sentido último de la vida y que ven en Ella la única respuesta.
Personalmente, estoy más preocupado por la falta de santidad en muchos de nosotros, los sacerdotes, que por otras cosas, por graves y perjudiciales que sean. Me preocupa más una iglesia que se avergüenza de Cristo, en lugar de predicarlo desde los tejados. Me preocupa más no encontrar a los sacerdotes en el confesionario, y que el pecador viva el tormento de su pecado sin encontrar un confesor que le absuelva. A las acusaciones difamatorias en los últimos días urge responder con la santidad de nuestra vida y con una entrega total a Cristo y a los necesitados.
La pedofilia debe responderse como el Papa enseña. Sólo anunciando a Cristo se sale de este estercolero horrible, porque sólo Cristo salva al hombre completo. Si Cristo no es el corazón de la vida, entonces cualquier perversión es posible. La única defensa que tenemos son nuestros ojos
enamorados de Cristo. El dolor es enorme, pero la seguridad, granítica: ‘Yo he vencido al mundo’ es infinitamente superior.”
El Padre Aldo Trento es muy conocido en Paraguay, donde su labor goza de un gran prestigio. Don Aldo pertenece a una generación que, durante su juventud, se sintió atraída por el radicalismo izquierdista, hijo de los 60.
En el último Meeting de Rimini ofreció su testimonio:
“A los sesenta y dos años soy un hombre contento, entrando en un cumplimiento que me hace mirar la muerte con serenidad. He acompañado a morir a más de quinientas personas en cuatro años. Todas han muerto con una sonrisa en los labios. Me he convertido en padre de decenas de niños que no tienen a nadie y me llaman papá: «Papá, ¿cuándo vuelves?, ¿por qué te vas?». Los
acuesto por la noche, los levanto por la mañana y los acompaño al colegio”.